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Cuando decimos «basta» realmente ¿qué queremos decir?

mayo 31, 2017 Sin categoría 0 comentarios

Cuando decimos «basta» realmente ¿qué queremos decir?

Cuando por algún motivo buscamos un sinónimo de «basta», el diccionario nos ofrece la palabra «suficiente». En algunas ocasiones es indistinto usar una u otra; por ejemplo, cuando decimos: «Suficiente con lo que me ha servido» o «Suficiente por hoy, continuamos mañana. Aquí solo se trata de poner un límite circunstancial en una situación ordinaria que no incluye presiones. Es un límite funcional para evitar sobrecargas innecesarias o excesos perjudiciales. Es simplemente frenar una situación que no arrastra ninguna historia ni genera conflictos. Para este tipo de casos, la palabra «suficiente» alcanza y sobra.

 

Pero hay otras situaciones que sí tienen historia y también arrastran conflictos en los que la palabra «suficiente» resulta demasiado estrecha como para expresar el énfasis necesario y la carga emotiva que conllevan. Se trata de momentos en los que es necesario poner un límite contundente porque se ha llegado a un grado máximo de tolerancia (como cuando ya no se aguanta más y la capacidad para soportar desagrados ha llegado al nivel de saturación). Son esos momentos en que las energías se agotan en el intento de preservar la propia dignidad, cuando las demandas externas o internas superan la posibilidad de ser satisfechas; en fin, cuando ya no se puede seguir sosteniendo más lo insostenible. Es entonces cuando pareciera surgir de lo más profundo del deseo el rugido irrefrenable de un NO superlativo que arrasa con cuanto encuentra en su camino. Decir basta es una manera de condensar en un solo NO, con mayúscula, todos los minúsculos no que fueron omitidos a lo largo y ancho de un tiempo excesivo. Es un NO que lleva una carga explosiva y suena a definitivo. Es aquí donde aparece el basta en representación de ese NO para expresar que se ha producido una acumulación excesiva de situaciones indeseadas.

 

El «basta», a diferencia del «suficiente» ejecuta un límite por saturación. Con frecuencia se lo utiliza para dar a entender que no habrá marcha atrás ni revisión posible, y su envergadura pareciera ser directamente proporcional a la acumulación de infinitos y pequeños no que fueron silenciados. Llegado este punto de saturación , el basta se erige como un enorme monstruo que a menudo cae en la tentación de enarbolar banderas reivindicatorias. Es un monstruo convocado y temido, aplastante y al mismo tiempo liberador (como aquel personaje de ficción, El increíble Hulk, que se transforma en un monstruo reivindicador que arrasa con las injusticias).

 

Sacado del libro «Decir basta» de Clara Coria

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