¿Conoces el Principio 90/10?
Hay una frase que preside una de las paredes de mi consulta y que es clave para entender la manera en que enfoco las intervenciones con mis clientes. Algunos de ellos incluso le hacen una foto y la ponen de perfil de WhatsApp para tenerla más presente en su día a día: “Lo crucial no es lo que nos pasa, sino lo que pensamos acerca de lo que nos pasa” Estos días atrás en los que mezclamos fiestas, trabajo y momentos en los que no sabemos en qué dar, aproveché para hacer limpieza y me encontré con la carpeta y el regalo que nos dieron por la asistencia a un taller hace años (un palo indio que simbolizaba una comunicación eficaz), en el que aprendí muchas cosas. Echando un vistazo por encima me encontré con las hojas en las que hablaba del Principio 90/10 de Stephen Covey y me percaté de la conexión con “aquella frase” en mi consulta. Quiero compartir lo que enseña este Principio con vosotros tal y como Stephen Covey lo cuenta: El 10% de la vida está relacionado con lo que nos pasa, y el 90% de la vida está relacionado con la forma en cómo reaccionamos a esto. Nosotros realmente no tenemos control sobre el 10% de lo que nos sucede. No podemos evitar que el coche se averíe, que el avión llegue tarde, lo que tirará por la borda todo nuestro plan. Un automovilista puede obstaculizarnos en el tráfico. No tenemos control de este 10%. Nos viene dado. El otro 90% es diferente. Nosotros determinamos ese otro 90%. ¿Cómo?… Con nuestra reacción. Usemos un ejemplo: Estás desayunando con tu familia. Tu hija sin querer derrama una taza de café y salpica tu camisa de trabajo. Tú no tienes control sobre lo que acaba de pasar. Lo siguiente que suceda será determinado por tu reacción. Supongamos que tú maldices, regañas severamente a tu hija porque te tiró la taza encima. Ella rompe a llorar. Después de regañarla, te vuelves a tu esposa y la criticas por colocar la taza demasiado cerca del borde de la mesa. Y sigue una batalla verbal. Tú vociferando vas a cambiarte la camisa. Cuando acabas, encuentras a tu hija demasiado ocupada llorando terminándose el desayuno, para estar lista para la escuela. Tu hija pierde el autobús. Tu esposa debe irse inmediatamente para el trabajo. Te apresuras a coger el coche y llevas a tu hija a la escuela. Debido a que ya vas con retraso, conduces a 65 km por hora, cuando la velocidad máxima permitida es de solamente 50 km. Después de 15 minutos de retraso y ganarte una multa de tráfico de 100 € llegas a la...
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